La transición de un siglo a otro nos ha introducido abruptamente a un mercado mundial que a todas luces tiene un matiz sumamente competitivo. Es así que todas las empresas tienden invariablemente al aprovechamiento óptimo de todos sus recursos para alcanzar los resultados que se antojan necesarios e indispensables para posicionarse ventajosamente en relación a los demás.
Para ello es primordial que toda organización haga un alto en su camino para dar el primer paso hacia el cambio. A saber: lograr que en su interior se genere una actitud abierta al aprendizaje, que permita buscar estrategias de cambio. Estrategías que incluyan la depuración y simplificación de su estructura, además de valorar al máximo la capacidad del factor humano con que se cuenta a todos los niveles, y sobre todo que proporcionen los sistemas adecuados para realizarlo.
